jueves, octubre 18, 2012

659. Mi detergente lava más blanco.


Mayoritariamente, hay dos tipologías de jardines: el jardín francés y el inglés. Mientras que el primero juega con la vegetación a través de una planificación geométrica, el segundo lleva un paso más este esquema y trata de realizar paisajes fantásticos, dándole una falsa naturalidad.

En España, con las temperaturas algo extremas que tenemos en ciertas zonas, y con el espíritu de privacidad (que no es para nada incompatible con espiar a los vecinos a través del visillo), más que de jardines, somos de patios. Ahí tenemos el patio andaluz, con sus arcos, su fuente, su parterre, sus macetas con geranios... O el más austero patio castellano, pero todos en el interior del hogar, dando luz y ventilación a las casas, que solían tener ventanas muy pequeñas hacia el exterior. 

En el sureste español, en la tierra que se hizo famosa por frases como "mata al rey y vete a Murcia" o epítetos nada cariñosos como "murcio" y en la época actual, no todas las viviendas tienen el lujo de tener un patio. Como mucho una galería-lavadero o un balcón nimio, que suele utilizarse como improvisado tendedero o almacén de las bombonas de butano, un clásico en el interiorismo-exteriorismo marujil.  

Pues bien, en el bloque de mi abuela, de unos cuarenta años (el bloque, no mi abuela), el jardín  se ha trasladado al rellano de cada vivienda. Lo que empezó con una simple maceta, se ha derivado en una lucha vecinal. No, ya no vale sólo con que la del segundo pase noches en vela imaginando qué combinación de detergente, blanqueador y akelarre usará la del cuarto para tener las sábanas tan blancas que relucen No, eso no es suficiente. Ahora hay que hinchar pecho, crear un microsistema a la altura del timbre y la mirilla y que se te pase por la cabeza si esa vecina usa abono del Leroy Fermín u obliga a sus hijos a cagar en cada una de las macetas. 


 Vecina Uán

Así tenemos a la tímida, la que acaba de llegar, como quien dice, a esta su comunidad, y por no desentonar, saca una esmirriada maceta, triste y solitaria. Olvídense de la cesta de magdalenas de Bree Van de Kamp para los nuevos inquilinos del vecindario, aquí con poner un poto de Brasil en la puerta o un remedo de enredadera, ya formas parte del grupo.


Vecina Chú
 
En el segundo nivel, tenemos a la vecina que ya va teniendo más convicción en lo de ser una discípula de "Decogarden" y se lanza a la piscina de lleno, que para eso tiene toda la temporada del programa producido por Arguiñano. Y da un paso más: el hermanamiento butaneril con la flora autóctona. El único problema, que no podrá decir "butanero, métemela en la cocina..." Ella se lo pierde.


Vecina  Zrii

Nivel tres. Esta señora ha cogido algo de carrerilla, pero sabe que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y que más vale calidad que cantidad. Ahí se quede la del 1º-C y sus macetas desnutrías, yo a las mía les echo los posos del café y así de espabiladas las tengo... Eso sí, ya hay algunas plantas colgantes suspendidas a ambos lados del quicio de la puerta. Empezamos el despiporre.

Y ya llegamos a las senior en esta competición. Entre las que se encuentra mi abuela. Esas vecinas que se enorgullecen por igual de los logros profesionales de sus hijos, de las imitaciones de Rafael Farina o Emiliano el Moro de sus nietos y de lo hermosas y lustrosas que están sus plantas:


Vecina For

Así la vecina que ha sacado hasta una columna para ensalzar la maceta que le regaló su nuera para el día de la madre... Pero la muy jodía la ha dejado que se seque, y así cuando llegue la susodicha a llamar a la puerta, se plantee en comprarle unos zarcillos de oro el próximo año y se deje de raquíticos yerbajos. ¡Roñosa!


Vecina Fáih

La que aúna su afán creador y cuidador con su fé cristiana y su título de hija de María. Y su gusto por los perritos y el reciclaje de ¿paragüeros? como maceteros decorativos. Cuánto daño hizo el minimalismo...


Vecina Sis

Y luego está ella. 
Mi abuela. 
El paciente número 0. 
La que empezó esta guerra silenciosa con una enredadera en la puerta (ya no os digo las que tiene encima del mueble del salón, que casi hay que apartar las ramas para ver la tele...) La que ha conseguido que un pasillo de metro y pico holgado se convierta en un corredor del Amazonas y tengas que entrar de lado a su casa, planteándote traerte la próxima vez un machete, unas tijeras podadoras o, a lo sumo, el portauñas. Miedo me da que se cree un microclima y empiezen a aparecer lloviznas puntuales, una familia de minipigmeos se mude a la maceta más hermosa o vea moverse a los mosquitos con lianas a grito de Tarzán...


[Canción recomendada: Henry Stephen "Mi limón, mi limonero"]

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno, en Madrid ha pasado lo mismo, pero en lugar de macetas son cuadros en el rellano.

Ya te enseñare fotos.

nachonivela

MM de planetamurciano dijo...

Que maravilla de tratado sociopoliticoestrategico vecinal. Mire lo que le digo; ojalá todos los piques entre españoles fuera con macetas. Si todas nuestra mala leche se reconcentrara en los tiestos, íbamos a tener el país precioso.

MEG dijo...

Un día, Mr. Osako bajó del ascensor y pensó que se había equivocado de piso. Había una maceta en una esquina. Volvió a mirar el número de planta y se dijo "si es la mía". La vecina había sacado una especie de palmera de pláCtico del bueno al rellano. No llegamos a tanto.

Por otro lado, mi suegra y su vecina colindante también tienen plantas, pero éstas son de plástico también, que las buenas se las roban.

Negro-envenenao dijo...

Prepárate que la próxima visitica a tu abuela te vas a encontrar Bear Grylls. Tú pasarás por detrás mientras él enseña a la cámara como alimentarse de geranios en este lugar tan inhóspito.

O lo mismo te encuentras hamacas de planta a planta en las que viven 15 familias de ecuatorianos mientras juegan al fútbol en el rellano.