Si partimos de la base de que no era la casa en la que teníamos que haber pasado estos días, sino en otra más pequeña, se puede entender que fue la casa la que no nos quería allí. Sí, vale, la fachada parecía hasta amable en comparación con el resto de edificios. Pero una noche, al abrir la puerta, la vecina de arriba llegaba en su flamante coche junto con su marido y nos echó una mirada de oler a pis de gato que ni Maggie Smith.
La maison era de rancio abolengo. No éramos adecuados para chez elle. Claro está que tampoco es que al entrar en la vieja finca la escalera invitara a subir. Más bien lo que sugería es que Miss Bates nos esperaba en la puerta de al lado para darnos las buenas noches.
Así que, todavía pudimos dar las gracias para que un enorme mueble de unos 200 kg no terminara encima de nosotros, al estar suspendido encima de unos ridículos tacos de madera, más pequeños que la batería de un móvil. ¿Que no iban los fuegos de la cocina, el frigorífico congeló toda nuestra comida y el microondas funcionaba cuando le daba la gana? Tranquilos, que, al menos, seguimos vivos.
Y para intentar celebrar este himno a la alegría, nos largamos el domingo a Alcántara, la zona donde estuvo viviendo Mi Santo en su estancia en estas tierras. A visitar LX Factory, una antigua fábrica de azúcar reconvertida en una zona de tiendas, oficinas y restaurantes... Cerrada, por supuesto, Para qué iba a estar abierta.
De allí, ya desengañados, intentamos ir a comer al Bar Tejo, visita habitual las veces que estuve allí... Nasty de plasty, que o han quebrado o se tomaron el domingo libre. Y tampoco busques nada típico para comer por la zona del Bairro Alto. Al final, de cabeza a un Nood, una franquicia de comida de fideos asiáticos. Buenísimos, pero no sabían a bacalhau...
Y para intentar celebrar este himno a la alegría, nos largamos el domingo a Alcántara, la zona donde estuvo viviendo Mi Santo en su estancia en estas tierras. A visitar LX Factory, una antigua fábrica de azúcar reconvertida en una zona de tiendas, oficinas y restaurantes... Cerrada, por supuesto, Para qué iba a estar abierta.
De allí, ya desengañados, intentamos ir a comer al Bar Tejo, visita habitual las veces que estuve allí... Nasty de plasty, que o han quebrado o se tomaron el domingo libre. Y tampoco busques nada típico para comer por la zona del Bairro Alto. Al final, de cabeza a un Nood, una franquicia de comida de fideos asiáticos. Buenísimos, pero no sabían a bacalhau...
Por la tarde a tomarnos algo en Noobai, la mejor terraza con las mejores vistas al Tajo, con P. que nos aguantó todo el rato y nos llevó a Santini a tomarnos un helado (ya, a la misma altura que los Reyes de España) y por la noche a tomarnos unas cervezas de despedida de Lisboa.
Un viaje que se quedó en un quiero y no puedo, que fue salvado gracias a la gente a la que vimos, y que por lo menos me sirvió para ampliar un poco mis fotos de arte callejero:
[Canción recomendada: David Bowie "Aladdin Sane" ]
4 comentarios:
Igual habría que llamar al petardo de Iker Jiménez para que haga un exorcismo en esa casa o algo...
Veo que compartimos afición por fotografiar murales en la calle. ¡Muy buenas fotos!
Lo mismo, a lo mejor el viaje habría sido más productivo. Para la próxima, lo metemos en la maleta.
Pos sigo sin entender el sabor agridulce de este viaje suyo...¿No sería cosa suya?
Desencuentros y que nada de lo que planeábamos salía bien o lo podíamos hacer.
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